Esta vez contaré una historia que ocurrió con mi profe Roberto de matemáticas en la prepa, paso hace como 2 años, tenía 17 aun, yo estaba en el último año y fue cuando me empezó a coger.
Esta vez ocurrió que nos pidió libretas para revisarlas durante la clase, revisaba trabajos y ponía notas en caso de faltar alguno o para felicitar, la clase se dividía, antes y después de receso, así que salimos al receso, había dejado trabajo en el libro y todos lo estábamos acabando y la clase igual, el maestro entregó libretas, a mí en voz baja me dijo que no la abriera hasta llegar a casa, ya sabía más o menos lo que me esperaba jiji, así que le hice caso. Al llegar a casa y en mi habitación, revisé el cuaderno y vi que salieron dos billetes de 500, no supe que era así que leí el recado:
“Hola mi Elizabeth, te he estado pensando cómo no tienes una idea, te he dejado 1,000 pesos aquí, esto porque quiero verte mañana mismo después de clases y quiero que vayas a el centro comercial y compres un juego de lencería negro, que tenga tanga, brasier, medias, ligueros y esas cosas y también compres unas zapatillas que sean lo más alta, que te hagan ver lo putisima que eres. Y por último quiero que lleves un labial rojo.”
Esa carta me calentó, sobre todo cuando dijo lo putisima, me hizo querer masturbarme y así lo hice.
Ese día fui en la tarde al centro comercial como lo pidió y compré lo que me dijo. Las vendedoras me veían y parecía como envidia o algo así. Compré una tanga, ligueros, medias lisas, un bra, muy sexy todo, además fui por los tacones que me pidió fueran altos jiji de punta el tacón. Al llegar a casa me metí lo más rápido posible para que no vieran lo que llevaba y no cuestionaran nada de donde compre o ¿por qué?
Al día siguiente llevaba puesta la tanguita, sentía como se me metía a mi vagina porque era de hilo :3 y también llevaba puesto el bra. En la clase del maestro él no me veía, parecía como si me ignorase, creí que se había arrepentido, pero al final de la clase sólo me guiño un ojo, como para saber que, si nos veríamos, saliendo de clases, como ya es costumbre, me recogió en una parada del bus poco alejada de la escuela, y cuando venía y como costumbre, me subí rápidamente a la camioneta. Cuando ya me había metido y unas calles después, quise empezar a jugar con él mientras conducía, pero me alejó y dijo:
– Tranquila perrita, esta vez será diferente. Quiero que te comiences a masturbar mientras llegamos al motel…
Eso me gustó y como su perrita hice lo que me pidió, levanté mi falda y comencé a acariciarme. Estaba demasiado caliente que no me importaba que otra persona viese lo que hacía en esa camioneta, hacía mi tanga a un lado y me acariciaba mis labios, masajeaba cuidadosamente mi clítoris. Introduje un dedito a mi vagina e hice pequeños círculos, me gustaba tanto que me llevé el dedo mojado a la boca, sabia delicioso. Cuando vio que era deliciosa la forma en que me tocaba dijo:
– Que rico se ve que disfrutas sola, por eso te tengo un regalito…
Abrió la guantera de la camioneta y saco un vibrador, yo lo miré con asombro:
– Toma linda, quiero que te masturbes con él, que hoy haremos muchas cosas.
Era grande y me gustaba, en ese entonces nunca había tenido ni usado uno:
– No imagino lo que haremos, pero me agrada jiji :3
Estaba demasiado caliente que no esperaría más para usarlo. Realmente no sabía cómo encenderlo ni nada así que solo me limité a inclinar el asiento e introducírmelo haciendo mi tanguita de lado que ya estaba súper mojada. Era delicioso, no sabía metérmelo bien pues temía que se me quedara adentro, mi mente aun ingenua. Comencé a metérmelo más y más rápido, estaba a punto de tener un orgasmo y en eso inicio una vibración, no supe que ocurría, pero me estaba gustando más, cuando de pronto mi orgasmo fue tan fuerte que mi grito fue tanto que creí escucharían afuera:
– Te viniste muy rico perrita, sabía que comprarte un dildo con control remoto sería de gran utilidad.
Yo todavía no me recuperaba y lo miré y sólo asentí con la cabeza, con una gran sonrisa. Llegamos al motel y entramos a la habitación.
– Ve a vestirte, quiero verte lo más puta posible.
Me metí al baño y me quite el uniforme de la escuela para ponerme lo que pidió, al terminar de ponérmelo sentía que era poco así que me puse el uniforme nuevamente, pero sólo la falda y la blusa escolar, pero con un nudo que mostrara mi abdomen, me puse un labial rojo muy intenso. Al salir él estaba en un sillón y se quedó estupefacto cuando me vio. Tenía los tacones, las medias, el liguero, la tanga, encima mi falda escolar, después mi bra negro y sobre él mi blusa escolar y con una coleta de peinado.
Me acerqué lentamente a donde él estaba, me senté en sus piernas, sentí como poco a poco iba haciéndose un bulto debajo de su pantalón y le dije:
– Hola profesor, ¿me ayuda con una materia? – De una manera muy sexy-.
– Cl-Claro que sí, ¿de cuál se trata?… -Tartamudeaba un poco y mientras acariciaba mi culo por debajo de la falda.
– Mmm… español, tengo problemas orales…
– Cl-claro que sí!
Me bajé de sus piernas y me arrodillé frente a él y acaricié su bulto, bajé el zíper del pantalón y saqué su pene por ahí, ya lo tenía duro. Pasé mi lengua por todo su pene, desde abajo hasta la punta de ella, muy suave para iniciar ya la tenía algo dura y comenzaba a recordar que me encantaba por lo gorda que la tenía. Me la metí a la boca entera, la saque y le sonreí como niña buena, esto mientras lo miraba a los ojos:
– Eres estupenda Elizabeth, sigue así…
Mi cabeza subía y bajaba, metiéndome y sacando esa verga tan deliciosa mientras lo miraba a los ojos. Él empezó a quitarse la camisa y dijo:
– Oh! Espera, quiero te metas esto mientras me la mamas.
Sacó el dildo, yo lo tomé y excitadísima me lo metí en la vagina mientras estaba arrodillada, no quería dejar de mamar:
– Mmmm… Sí que eres una experta perrita.
Desabroché su pantalón y lo bajé con todo y su bóxer. Tomé su pene y chupé sus testículos, luego pasé mi lengua desde ellos hasta recorrer todo su paquete. Metí nuevamente ese trozo a mi boca y él me empujó a metérmela toda, que me llegara lo más profundo, saben que me gusta eso :3, me apretaba a su bulto, quería que me metiera sus testículos a la boca también, me ahogaba, pero ya saben…. :3 cuando me soltó la volví a meter, pero no tan profundo, ahora quería jugar con mi lengua mientras la tenía adentro:
– Ay! ¡Dios! Sabes lo que haces, lo haces demasiado bien para tus 17 años.
– Entonces profe… ¿si me ayuda a pasar?
– Claro que si perrita, pero haremos otros ejercicios para mejorar.
– Gracias profe, :3
Y le di un besito en la cabecita de su pene.
Me levanté saque el dildo y me senté nuevamente en sus piernas, aplastando su pene, esperando que no se metiera, pero como niña mala, me senté y frotaba su bulto en mi vagina que sólo era cubierta por la tanga le di el dildo a probar, estaba mojado con mis jugos.
Me cargó y me llevó a la cama, me arrojó a ella y bajó lentamente a mi vagina. Me levantó la falda y la tanga la hizo a un lado para pasarme la lengua, estaba tan caliente que sentí demasiado rico.
– Que fantástica te ves así vestida, toda una puta.
– No hables más y sigue!!
Me dio el juguete y me pidió que lo limpiara como si lo estuviera mamando:
– Ya me dijeron que ya te estrenaron el culo, y hoy si voy si disfrutarte entera…
– ay! Pero la otra era delgada, la suya es muy gorda.
– vas a ver cómo te va a gustar.
Me puso boca abajo, pero con el culo hacía arriba y me dijo:
– Tu tranquila, si te quejas mucho te dolerá, relájate…
Me pasó la lengua por el ano y suavemente lo masajeó, era muy rico, yo sólo apretaba las sabanas de la cama. Escupió en mi ano y puso uno de sus dedos, lo fue introduciendo poco a poco, cosa que iba siendo dolorosa. Tomé la almohada y la mordí para también sofocar mis gritos.
– Tranquila perrita, tú sabes que después de un rato se te pasa…
Mientras iba metiendo el dedo lo escupía más y más para que entrara mejor:
– Ahhhh! ¡No! ¡Sáquelo! ¡No quiero!
El dolor me hacía apretar más y me dolía.
– Mmmm… Nena… Lo tienes súper apretado, se ve que te la han metido pocas veces.
– Ahh! ¡Ya!
Me iban saliendo lagrimitas de tanto dolor, hasta que al fin topó su dedo.
– Tranquila… Relaja un poco y veras.
Hacía pequeños movimientos con su mano y yo ya había dejado de gritar y ahora sólo daba pequeños gemidos.
– Lo ves amor, no pasa nada.
Lentamente fue sacando su dedo, ya era menos doloroso, pero aun sentía lo rasposo que era. Una vez afuera pasó su lengua, tenía muy delicado el culito que la humedad de su lengua me gustó demasiado.
– Ahora pasemos de nivel… Chupa muy bien el juguete perrita.
Hice caso y él seguía lamiendo mi ano, me pidió el dildo y escupió a mi ano, así con su saliva en mi culo lo fue introduciendo, suave y lentamente. Hacia fuertes gemidos, me estaba doliendo.
– Tranquila nena, no pasa nada, ya vi que te está gustando.
– Si, pero duele mucho
– Pero relájate, esto es para que te duela menos cuando te meta la mía.
– Ay!
Mientras seguía metiendo comenzó a lamer mi vagina, se sentía estupendo. Cuando sentí que llegó a fondo me dio una nalgada y apretó mi culo.
– Ahora si perrita, vamos a jugar.
Me quitó la tanga de hilo que ya estaba súper mojada y me volteó boca arriba y me puso la tanga en la boca, como si fuese una mordaza. Me quitó también la blusa y la falda, me dejó sólo con el bra, las medias, el liguero y los tacones, me sentía demasiado sexy…. Y puta. Él se fue a sentar al sillón y dijo:
– Ahora si putita, ven aquí y mámamela, si se te cae ese dildo de tu culo te reprobaré.
Cuando dijo eso me asusté demasiado y no me levante, me fui arrastrando como una perra, apretando mi culo para que no saliera.
– Si… Anda, ven.
Cuando al fin llegué escupí la tanga y pasé mi lengua desde abajo hacia arriba, poco a poco iba pasando el dolor, o quizá ya no le prestaba atención… Mientras tenía ese trozo de carne en mi boca pensaba que me dolería demasiado cuando me la metiera por el culo, era demasiado gorda.
– Anda así… Me gusta lo puta que puedes ser.
Lo miré a los ojos y mordí sus testículos de forma suave.
– Ah… Tranquila, no hagas eso amor.
Me hizo pararme y me llevó a la cama, el dildo se me medio salió
– Mira el estupendo culo que te cargas, y con esos tacones…. Sale más.
Me dio una nalgada que marco su mano…. Y me pidió que me pusiera de perrito y me metió nuevamente bien el dildo, y después se acomodó para metérmela en la vagina su pija.
– Me encantas Elizabeth.
Yo en la orilla de la cama y el parado junto a mí, empezó a meterla, suave y poco a poco inició un rápido entra y sale. Con el dildo en mi culo y el penetrándome no se hizo esperar el orgasmo, que fue muy fuerte, algo estruendoso, me quedé ahí tranquila sin moverme y el bajó su velocidad, pero seguía con el vaivén.
– ¿verdad que te gustó así?
Yo aun recuperando mi aliento…
– Mmm… Si papi… Me encanta mucho, sabes que soy tu perra. ¡Dame más!
Me hizo tirarme a la cama y mis piernas las tomo, y de los tacones me agarró doblándome las piernas, ahí en la orilla de la cama quedaba perfecta para ser penetrada… Así lo hizo, fue introduciendo su gordo pene, me sentía un poco incómoda por el doble de las piernas, ¡pero no me esperaba lo siguiente… Tomando mis pies me empezó a penetrar de una forma brutal! ¡Usaba mis pies como palanca para empujarse más hacia mí! Sentía fantástico, esa forma tan bestial de penetrarme nunca me la habían hecho.
– Ahhhh!!! ¡¡¡Dios!!! ¡Si! ¡Sigue! ¡¡Así!!
Me dio una nalgada, fue delicioso. Cuando creí que no podía mejorar me tomó de mi cabello y lo jaló hacia atrás, me tenía toda doblada, me comenzó a gritar:
– Quien es mi putita? ¿Quién lo es? ¡Dime!
– Ah ah! ¡Yo!
– ¿Tu qué?
– Yo soy tu puta papi! ¡¡¡¡Ay!!!!
¡Me jalaba más mi cabello y mis pies, me excitaba mucho! Sentía que estaba haciendo gimnasia (algunos ya saben que la practico) me excitaba contorsionarme toda y que me penetrara así. ¡De pronto sentí que el dildo en mi culo empezaba a vibrar, lo había encendido!
– Ahhhh!!! ¡¡¡Si!!! ¡¡¡¡Dios!!!! ¡Me encanta!
Tuve otro orgasmo increíble, fascinante y rico. Mi mirada se nublaba, quien me viera diría que puse mis ojos en blanco. Me soltó y quedé rendida en la cama, él dando suaves movimientos y entre ellos una fuerte embestida, me estaba encantando.
– Te está gustando perrita?
No podía responder con un sí, así que sólo gemí.
Apago el dildo, lo tomó y lo empezó a mover de forma muy brusca.
– Pero que haces!!! Ahhhh! ¡¡¡Me duele!!! ¡Para! ¡Para!
– Tranquila amor, es para que despiertes porque ahora sigue lo que tanto esperé…
Saco el dildo suavemente, sentía mi culo descansar. Me empezó a masajear el ano y le ponía más y más saliva, se sentía rico.
-Vuelve a ponerte de perrito, pero más al centro de la cama.
Hice lo que pidió, yo estaba nerviosa por el grosor de su pene y ya no sabía que hacer más que esperar. Se puso frente a mí y:
-Ten, dale un besito de buena suerte perrita, te va a gustar, ya verás.
– Pero muy suave -mientras le besaba el pene.
Se puso atrás de mí, escupió a mi culo y puso saliva a su pene. Comenzó a frotar su pene entre mis nalgas, yo simplemente esperaba el momento en que me la empezara a meter. Me dio una fuerte nalgada.
– Esta lista putita? Recuerda que tú tranquila…
De pronto sentía como iba ensartando poco a poco la cabeza de su pene, grande y gorda. Me estaba doliendo demasiado, la sacó.
– Mmmm… Nena, lo tienes más apretado de lo que creí.
Puso más saliva a mi culo y nuevamente comenzó a meter, esta vez entraba un poco más y yo estaba gimiendo de dolor.
– No! ¡Ya no por favor!
– Pero amor, ya vamos a la mitad, tranquila…
La fue metiendo y escupía a mi culo con su pene ahí encajado. Yo tomé la almohada y me puse a morder pues si me dolía demasiado. ¡Al fin sentí que llegó al tope!
– Lo ves perrita, no pasa nada. Así quédate un rato…
No dije nada, me dolía mucho, me soltó una fuerte nalgada, intenté no moverme para que no me doliera el culo.
– ¿Estas lista amor? Porque voy a empezar a moverte, pero primero toma, métetelo por la vagina amor, quiero que te masturbes. Hoy sería doble.
Me dio el dildo, lo tomé y acerqué mi mano a mi vagina, con cuidado fui introduciendo. ¡De pronto él empezó el vaivén! Era doloroso, no aguante más y me dejé el consolador adentro y volví a morder la almohada, no estaba gimiendo, está gritando de un dolor único, un dolor que causa placer.
– Mmmm… Amor… Quien diría que gritabas así.
Intentaba mantenerme levantada, pero era demasiado doloroso que me tiraba a la cama dejando el culo levantado, el sólo me sostenía de la cintura, me dolía tanto que doblé las piernas y le pegué, él sólo dijo:
– Mmmm… Amor, había olvidado que aun tenías los tacones puestos.
– Ay! ¡Que rico, si! ¡Papi! ¡¡¡Muévete más, hazme gritar como perrita ah!!!
– Mmm… Si perrita, me encanta cuando me hablas así.
Ese sentir era tan placentero que ya me estaba gustando, aunque me estuviese doliendo.
– Veo que ya se te está acomodando bien, hagámoslo más fuerte.
De la cintura me tomó y empezó a darme unas embestidas demasiado fuertes.
– Ahh con cuidado! ¡Recuerda que aun soy una niña!
– Lo se amor… Por eso mismo, te has portado demasiado mal…
Me encantó que dijera eso, pero seguía dándome esas brutales embestidas, no aguantaba el dolor que me tiré completa a la cama, creyendo que ya no me haría más nada y mi sorpresa fue que aun ahí me seguía follando el culo, tomaba mis nalgas como apoyo y las apretaba esperando que mi culo apretara más. Comencé como a querer llorar pues realmente me dolía. Tomó el dildo y lo saco.
– Tranquila amor, ya vamos a acabar…. Mmmm… Que delicioso, dejaste bañado de tus jugos el dildo.
Yo sólo gemía, no podía ni responder. Se paró junto a la cama y me dijo:
– Ven perrita, quiero que acabes con esto en tu cara…
Me quedé tirada en la cama, no podía moverme, había tenido un orgasmo que aún no se pasaba…
-Te dije que vinieras perra.
Me dio una fuerte nalgada e hice caso, estaba muy dolida, sentía mi ano palpitar después de la cogida que me dio, doblé mis piernas para agacharme en posición de cuclillas y empezar a mamar, mi culo quedaba abierto en esa posición, sentía lo húmedo que había quedado mi culo de tanta embestida que me dio.
-Bájate el Bra, quiero ver esas nenas que no me has enseñado hoy…
Me lo bajé y como loco fue a agarrarlas y me pellizcaba fuertemente los pezones.
– ¿Eres mi perrita o mi putita?
Yo aun mamando me pellizcó fuerte gritándome que contestara.
– Los dos papis, tu puta y tu perrita.
– Mmmm…. Así me gusta… Ahora pon la cara, que ya voy a venirme.
Le di unas últimas mamadas, desde los testículos hasta su glande y me preparé. Comenzó a masturbarse y se vino en mi cara, muy espesa me cayó en ojos y cara, una cuanta me cayó en los pechos. Yo sólo le sonreí cómo niña buena, no sé porque, pero me gustó. Le seguí mamando, exprimiendo ese gordo pene mientras acariciaba mi clítoris. Tomo su pene y lo embarró del semen que tenía en mi cara y dijo:
– Pon el culo que quiero embarrarlo.
Yo creía que me la metería nuevamente, ya no quería. Me puse de perrito y así fue, sólo limpio su pene en mi ano.
No sabía cómo volvería a casa, mi bra estaba manchado de semen y mi tanga estaba toda mojada. Tendría que irme con eso puesto o ir sin nada abajo, pero sólo me fui sin tanga. FIN